Fue ella, la persona que más insitió a los padres de Gabriel a que ofrecieran una recompensa

Fue Ana Julia Quezada, detenida desde el domingo, la persona que más insistió a los padres de Gabriel para que ofrecieran una recompensa en metálico a todo aquel que aportara datos sobre su hijo. Gracias a ello, logró que Patricia y Ángel llegaran a anunciar una recompensa de 10.000 euros en televisión. El ofrecimiento fue frenado por los investigadores, que entendían que esa maniobra "desesperada pero lógica" podía poner ruedas en una investigación que ya marchaba, que estaba cogiendo ritmo y que acotaba el círculo de sospechosos. Según fuentes de la investigación, la detenida por la muerte de Gabriel Cruz llegó a tratar de convencer a Ángel y Patricia para que la recompensa fuera aún más elevada. Este hecho también fue relevante para los investigadores, una muesca más en la lista de indicios contra Ana Julia.

El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha dejado entrever que la detenida no está colaborando en la investigación ni en la reconstrucción de los hechos y que mantiene silencio. No era la única. Su teléfono móvil también fue motivo de sospecha para la Guardia Civil. Hasta en dos ocasiones fue requerida para que lo entregara, pero Ana Julia dio largas y aseguró que lo había perdido. Seguramente temía que el análisis de su dispositivo aportase pistas. También fue llamada a declarar tres veces, en rondas calificadas por los agentes de "rutinarias", y en las tres, en eso coinciden los investigadores, demostró una enorme frialdad, la misma que muestra en la comunicación con un periodista justo en el instante en el que la Guardia Civil le interceptaba para detenerla, con el cadáver de Gabriel en su maletero. Sin duda, la prueba fundamental que puso el foco sobre su persona fue el hallazgo de una camiseta de Gabriel en una zona que ya había sido rastreada. Fue en ese momento cuando los investigadores fijaron definitivamente la vista hacia ella. Sin embargo, pese a las sospechas los agentes no querían que Ana Julia detectara nada raro en su entorno. Porque ese hallazgo no sólo sorprendió a los agentes, sino que los padres de Gabriel también quedaron extremadamente sorprendidos. Los investigadores no querían que sus actuaciones se fueran a pique por las sospechas de los padres con Ana Julia. Por eso, pidieron a Ángel y Patricia que mantuvieran la serenidad y la misma relación que tenían con la ahora sospechosa. Sin duda, el esfuerzo mayor fue convencer al padre de Gabriel y pareja de la sospechosa.

Patricia, la madre del niño, siempre sospechó que Ana Julia estaba detrás de la desaparición de su hijo. Este lunes explicó que sus declaraciones públicas iban dirigidas a ella, que eran mensajes para que los escuchara Ana Julia y provocaran la liberación de Gabriel. "Yo tenía la esperanza de ablandarla y de que se viniera abajo. De que en algún momento lo soltara. Por eso, apelábamos a su conciencia en nuestras comparecencias", señaló Patricia. «Yo temía que fuera así. No se podía decir nada ni hacer nada, porque era parte de la investigación y podría perjudicar al chiquillo", aseguró. La madre de Gabriel también mostró su confianza en Ángel, al que ha querido exculpar del asesinato: "Él es una persona maravillosa, que nadie dude de él. Yo voy a estar a su lado porque tenemos que superar esto juntos. Está destrozado, pero es muy difícil hacer la digestión de la pérdida de un hijo sabiendo que lo ha matado la persona a la que quieres", explicó. La Guardia Civil diseñó una trampa para provocar un error en la manera de actuar de Ana Julia. Le puso un cebo buscando un movimiento que avalara sus sospechas. En ese momento, los especialistas aún mantenían esperanzas de que Gabriel estuviera con vida. En ese marco la llamaron a declarar el pasado viernes, sin motivo aparente nuevo. Ahí le deslizaron algún dato que a ella le hizo sentirse incómoda y el domingo cometió el error que le ha llevado a estar entre rejas.