Durante 50 años fue rector de la parroquia de Torrelavit, adonde fue trasladado desde Barcelona como represalia

El sacerdote Josep Maria Aragonés Rebollar, una figura del catolicismo conciliar en Catalunya y que en 1960 fue represaliado por oficiar una misa en catalán, ha fallecido a los 91 años, según ha informado el portal de información religiosa CatalunyaReligió.cat. Aragonés (Barcelona, 1926) fue durante 50 años rector de la parroquia de Torrelavit, un pequeño pueblo de la comarca del Penedès, adonde fue trasladado desde Barcelona como represalia por haber oficiado una misa en catalán en un caso que se conoció como Caso Galinsoga En 1959, el cura ofició misa en catalán en la parroquia de Sant Ildefons de Barcelona.

Según recuerda CatalunyaReligió,cat, después del episodio, en 1960, Aragonés fue enviado a uno de los pueblos más pequeños y alejados de la archidiócesis de Barcelona, Torrelavit, desde donde siguió ejerciendo su activismo social y catalanista y donde recibió en 2011 un homenaje popular. Aragonés fue uno de los sacerdotes de confianza del cardenal Narcís Jubany, y con él fue vicario episcopal, canónigo de la catedral de Barcelona y delegado de Catequesis.

Como secretario de la Fundación Bíblica Catalana participó en las traducciones bíblicas al catalán que se hicieron después del Concilio Vaticano II. Asimismo, Josep Maria Aragonés fue uno de los principales impulsores de la recuperación del diaconado permanente para hombres casados que promovió el Vaticano II. Tras la división de la diócesis quedó incardinado al obispado de Sant Feliu de Llobregat y actualmente vivía en la residencia sacerdotal de Barcelona. El obispo de Sant Feliu, Agustí Cortés, presidirá el funeral en la Parroquia de Santa María de Lavit y Sant Marçal de Terrassola, de Torrelavit. En 2015 Aragonés recibió la Creu de Sant Jordi en reconocimiento a su compromiso cívico y una actividad espiritual ejercida como representante de un cristianismo abierto, acogedor y arraigado en Catalunya.